lunes, 22 de octubre de 2007

y resulta...

... que me subo al tren no?... hacía mucho que na viajaba, y estaba vacío, que suerte la mía, o semi vacío por la hora, es decir que había lugar para elegir. Me siento en los asientos que son de a dos, y que tienen un tercero por ahí adelante, en el cual, en la base del mismo, uno puede apoyar sus pies cómodamente y flexionarlos de manera que estén más a gusto, como en una mesita ratona más o menos, si se me permite la comparación. Iban pasando los minutos y el vagón se iba llenando, y la gente iba entrando y ocupando los asientos de acuerdo a su gusto o a lo que sea que los lleve a elegir su asiento. Siempre pensé en esos momentos, es decir cuando yo me siento antes que nadie y la gente se va ubicando (por lo general digo, no es que siempre sea así), la gente no me elige para que sea su acompañante de viaje, no se porqué... quizás mi apariencia, mi mirada punzante, mi mano urgando la nariz, mis gestos obscenos tocándome los genitales... lo cierto es que la gente no se me sienta así por que si, tengo aires de sujeto peligroso al que lo tapa una nube de desconfianza... sin ir más lejos y sin estar explayándome de más, esa noche raramente se sentó enseguida una señora. Tenía una bolsa y una cartera. De buena apariencia y todo, una señora bien. Mientras tanto la gente seguía subiendo a mi vagón, y se seguía ubicando en los asientos, y comenzaron a tener que ubicarse parados, agarrados de los parantes o caños, hasta llenar el coche. La señora en ese momento, cuando la gente rebalsaba por todos lados abrió la boca, cerró los ojos y respiró ondo. Era un claro gesto de estornudo fallido. Yo la miré atento a cualquier salpicón, medio de mala manera me di cuenta en ese momento, la gente de alrededor hizo lo mismo. Pero la señora insistió, y se mandó un estornudo de la san puta...
Como a mi me educaron en una casa católica apostólica romana, hice catequesis, y un montón de cosas más que no vale la pena explicar, le dije educadamente "Salud señora". Pero ahí mismo me di cuenta que me equivoqué... Todos, incluso la señora estornudona, me miraron inquisidores, con los ojos saltones. Yo no sabía donde meterme. Me hice chiquito contra la ventana, miraba a través del vidrio haciéndome el boludo, pero ellos me seguían mirando. Mal. Muy mal. Me tuve que bajar del tren. Y tomarme el otro.

No se dice salud en el tren, está mal visto.

(puede ser que haya exagerado la situación, pero es más o menos así)

domingo, 21 de octubre de 2007

Como desperdiciar el domingo (o como aprovecharlo, da igual)

- Leer el diario.
- Leer la revista que lee el iario.
- Prestar atención a lo que dice esa revista, comentarlo.
- Desayunar con tostadas.
- Sentarse a mirar las plantas del jardín.
- Dormir una siesta gigante.
- Mirar una película en canal trece. (Twister sería genial)
- Lavar el auto.
- lavar un par de zapatillas.
- Chequear frenéticamente las casillas de mails.
- Volver a escribr en tu blog.