domingo, 31 de diciembre de 2006

Prueba de fuego

31 de diciembre. 18:07 hs. La gente se agolpa en las tiendas para comprar calzoncillos. Si esa noche no se estrena nada, puede suceder el fin del mundo.

Hoy a la noche no me pongo nada nuevo. Ninguna de las prendas que voy a llevar puestas en el brindis van a ser estrenadas. Si tengo convulsiones les aviso.

Es más, recién me bañé y no me puse mi crema de enjuague. Presiento que algo malo va a pasar.


jueves, 28 de diciembre de 2006

Dato Nº8

Los traumatólogos para saber donde te duele, nesecitan imperiosamente, hacerte doler y mucho mucho.

martes, 26 de diciembre de 2006

Hoy desrecomiendo


Bailar toda una noche con un esguince en la rodilla.


lunes, 25 de diciembre de 2006

Merry Christmas, I don't want to fight tonight

- La Navidad en sí, es una fiesta triste, por que siempre te falta alguien enfrente. Siempre extrañás a esa persona en el momento del brindis... y no está. "Fiesta triste", contradicción, nudo en la garganta, brindis y pedo atómico. Turrón y pan dulce, familia y ausencia, petardo afuera.
- La mejor opción es sentarse con amigos y tomar, y tomar y tomar. Mirándote a la cara, hablando de nada.
- Los regalos, que lindo cuando todo te gusta. Que feo cuando ninguno te queda.
- Todavía no entiendo el sentido del petardo... Tan pelotudo es el ser humano que tiene que hacer ruido para festejar algo que es pura y exclusivamente familiar, o que por lo menos lo era hace unos minutos?
- Te pasa algo si no brindás a las 12? Ponele que lo hacés a las 12:05. Te pasa algo malo?
- Año nuevo definitivamente es más copado que Navidad?
- Me rompe mucho las pelotas tener que comer ensalada de fruta en las fiestas.

I love you
and you love me
And that's the way it's got to be
I loved you from the start
'Cause Christmas ain't the time for breaking each other's hearts

miércoles, 20 de diciembre de 2006

Dato Nº7

Las novias de alguna u otra forma te arruinan la vida.

"No quiero ser tu amigo,amigo nunca mas,amigo para qué??"

"Infortunios 1: De como el licor de menta te revuelve el estómago."

Pongamos que era por el sur, y que tenía unos 12 o 13. Si me apuran 14. Un grupo de unas 40 personas, entre familiares y amigos, embarcados en el mismo viaje, eran mi compañía. Yo estaba ahí con mi Madrina, su esposo y tres de sus hijos, a los que podría llamar primos. En cuanto al paisaje, una laguna, una montañota atrás y un vallecito por allá; imponente por donde se lo mire. Pero este no iba a ser un viaje tranquilo, sino más bien accidentado. Es más, no iba a ser lo que más recuerde de ese viaje y de ese lugar el verde de sus praderas, los azules de sus lagunas, los silencios en las alturas, las vistas panorámicas, etc… Sino el lamentable comportamiento de las leyes del destino, que al final de toda esta historia me dejó totalmente desnudo en el medio de la ruta.
Lo primero, o la antesala del asunto, fue a los tres días de llegados aproximadamente. Durante la tarde había hecho un frío tremendo y en la carpa principal (equipada a todo trapo, hasta con cocina) se sirvieron tortas fritas con mate cocido. No se cuantas habré comido; cuatro, cinco, seis… Lo que si tengo presente es esa sensación de no poder bajar nada más por mi garganta, con un piquete de grasas a la altura del paladar. Posterior a esto, y no mucho después por el frío del día, vino la cena que contaba con el menú principal de un suculento plato de polenta con tuco, o bolognesa (bien comida de campamento). A esa altura, o mejor dicho ya a la altura del postre mi estómago pedía que lo dejara en paz, que no le de más nada, que me tome un hepatalgina y me vaya a dormir; pero quién a los 12/13 puede negarse a unos panqueques con dulce?
Náuseas, dolores, malestares estomacales… Satisfecho era poco, ya me sentía mal. La noche se había puesto pesadita, caminaba con dificultad y me dirigía a mi carpa, que compartía con mis primos, para dormir ya que en la mañana temprano se estaba preparando una excursión que me interesaba, pero en el camino se cruzó un “vamos a la lagunita a tomar algo”. Edad de andar tomando alcoholes por ahí no tenía, menos de andar embriagándome, pero accedí a esa invitación pienso que sólo por que iban mis primos. Hoy día puedo asegurar que ese licor de menta fue un viaje de ida. Un par de tragos bastaron para que todos los alimentos del día se agolparan en mi pecho con ganas de explotarlo. Volví a mi carpa y me recosté. Me dormí, acurrucado, transpirando frío mientras mis compañeros de carpa me golpeaban, ya que venía tarareando canciones con el culo. Pero a la madrugada pasó lo peor que puede pasar en una carpa: Lancé todo, y adentro. Primero sobre mí mismo, y parte de la bolsa de dormir, después, en el segundo chorro alcancé a abrir el cierre y dejar todo sobre un costado. Mucho alimento no procesado, sin digerir todavía, salió de mi boca. Fueron unos 10 minutos de frenesí bucal ininterrumpido, agarrado de los bordes de la carpa. Una vez terminada mi labor, vi que mis compañeros no habían despertado, pese al ruido estruendoso que había surgido de mi garganta hacía pocos minutos. Salí de mi bolsa de dormir, vomitada sobre uno de los costados y me incorporé para buscar la carpa de mi madrina (no para vomitarla), en ese momento, única referente que podía ayudarme a sentirme mejor, y a limpiar mi bolsa, aunque sea con un trapo. Agarré la zapatilla izquierda, que costó encontrarla, en la oscuridad la visibilidad era reducida, y me la puse. Sentí húmedos los cordones, pero pensé para mi mismo que era por que había dejado afuera las zapatillas, actitud que me he reprochado varias veces, y más desde ese momento. Comencé a buscar la zapatilla derecha y la vi después de revolver un poco las cosas; noté que estaba cerca del lugar del crimen pero la agarré sin prestar atención. El tema es que cuando la levanté la sentí pesada y chorreó un líquido que cayó sobre la tierra; y es que no había estado cerca, sino “en” el lugar. La zapatilla derecha al parecer, se había interpuesto entre el vómito y el piso, y ahora contenía dentro de sí el brebaje producido por mi estómago. Pedazos de torta frita color verde mentolado flotaban sobre un guiso rojizo de olor ácido en el interior de mis botitas “Topper” negras (aparte que mejor recipiente que eso no?). Vacié la zapatilla sobre un costado, y descalzo busqué a mi madrina, que dormida me ayudó a limpiarme y recomponerme. Mis “Topper” quedaron inutilizables…

martes, 19 de diciembre de 2006

Dato Nº6

Esa que mirás todo el tiempo te está cagando la noche. Siempre terminarás con una gorda.

Blogs

yo debo ser medio pelotudo, o no se, pero hay blogs que no entiendo. Este es uno. para que me sirve?

Paradojas de la vida

- Ayer fui a una fiesta y dormí toda la noche. Hoy llegué a mi casa a las 7 de la mañana, y en este momento, me muero de sueño. Que difícil se me hace entenderme a veces.
- Me compré una remera que dice "puto el que lee". Me la compre para insultar a la gente que lee mi remera, seguramente. Pero la otra vez fui al supermercado y las señoras con ruleros también la leían. Pobres señoras, me siento una mala persona denigrando amas de casa.
- ¿Por qué organizo cosas y hago programa con todo el mundo para el mismo día, interponiendo compromisos y después me quedo en mi casa, "por que no tengo ganas de sacar mi culo del sillón"?

Que bien que me analizo.

jueves, 14 de diciembre de 2006

hoy desrecomiendo


ser de Boca...


lunes, 11 de diciembre de 2006

Uy...

... que difícil. Mi hermano dice que a los fideos no se le pone aceite cuando se los cocina. Es decir, que a la olla en donde los hervís no se le tira ese chorrito de aceite que en todos lados y que todo el mundo utiliza con el fin de que no se peguen, que es así, sin nada, "por que se le va el gusto de la sal (?)". Hoy logró sacarme...

Sensaciones...

... que me da la gente famosa.

Jorge Rial: Tiene mal aliento, come con mucho ajo. A la noche se tira pedos y levanta la sábana.
Andrés Calamaro: Tiene hongos en los pies. Y le gusta arrancarse las uñas.
Gerar Sofovich: Olor a viejo. Ni con perfume lo tapa.
Mario Pergolini: Se toca seguido.
Jorge Lafauci: Gusta de la pedofília. Alguna vez se habría comido un guacho.
Beto Casella: Le encanta comerse los mocos. Su momento preferido es a la noche con el programa de Petinatto.
Marcelo Tinelli: Le fascina rascarse la cola y olerse la mano.

viernes, 8 de diciembre de 2006

Que...

...paja que son los feriados.

Tele - Cama - Compu - Tele - Compu - Cama - Siesta - Almuerzo - Cama - Compu - Cama - Tele - Merienda ...

me voy.

Av Jurasik General Park

... la mejor opción hubiera sido un dinosaurio. No muy grande, 8, 10 metros. Bien patón, bocón, con muchos dientes y si se puede con estéreo. Aunque radio me alcanza. Entonces uno puede ir tranquilo por la vida, tipo 9 de la mañana, por General Paz, Libertador, corriendo con el Tyranosaurio a todo lo que da, montado en el lomo y los pelos al viento. "Ahhh!!!, 28 puto, me tirás el colectivo encima? Tomá!!" y mi amigo rompería la ventanilla, masticaría al colectivero y de paso nos masticaríamos algún que otro pasajero, alguna viejita de esas que tardan en poner las monedas. "Ah!! que cruzás mal la calle, peatón mal parido?" y procederíamos a pisarlo con la uña del dedo gordo, esa de la uña puntiaguda. "tachero cornudo, no te enseñaron a poner las valizas?" y posterior a la pasajera que llevaba y que estaba a punto de pagar, nos comeríamos al gordo de culo grandote.
Es más, hasta podría ser un buen aporte a la comunidad, enseñando vialidad (se dice así?).
Lo tendría bien alimentado...

miércoles, 6 de diciembre de 2006

Pregunta

¿Qué fue primero, la salchicha o el perro salchicha?

lunes, 4 de diciembre de 2006

mis poderes

Fuerza de Oso!!!!!
Oído de Lobo!!!!!
Agilidad de Puma!!!!!

Vista de Halcón!!!!!!

Ese era Bravestar!!!!

Asco al Pescado!!!!!
Estómago Flatulento!!!!!
Agilidad para que se me rompa el auto!!!!
Tendencia a dedo en la nariz en el semáforo!!!

Ese soy yo...

jueves, 30 de noviembre de 2006

el arte de hacer todo pija

Departamento sobre la calle cabildo. El encargado del edificio nos saluda y subo hasta el 5to, antes habíamos tocado timbre y una voz de mujer mayor había atendido por el portero eléctrico. "Es por acá" dijo la señora que estaba en la puerta. "pasen y vean, hay pitos de chocolate, chupetines pitos, helados..." La mesa estaba llena de diversos tipos de porongas, velas, cepillos de diente, pijitas que saltaban a cuerda, tetitas que hacían lo mismo. Al costado había un sillón, con una mesa ratona llena de revistas, en algunas de ellas había artículos sobre repostería erótica o simplemente fotos de Nicole soplando una vergasa. Mi compañera compra lo que tiene que comprar para su despedida de soltera: una Poronga grande blanca, 4 cupetines de pito, 2 bombones, servilletas con motivos fálicos... "uy, se rompió un bombón, querés?" me dice la señora. Lugar raro. Ambiente raro. "no gracias, no me gusta el chocolate."
Yo soy el raro.

Gente que no tolero.

- Los que se piensan inteligentes
- Los que tienen mal aliento
- Los que fuman cuando otras personas comen
- Los que pisan la pelota en demasía
- Los que almuerzan un yoghurt
- Los que "sesean" o los que se les patina la "J"
- Los vegetarianos evangelistas

miércoles, 29 de noviembre de 2006

siempre...

"... que me enfermo pienso que es el último de mis días. Ayer, mejor dicho antes de ayer, preparé unos exquisitos bifes a la criolla, que por el olor de la carne no estaban en muy buen estado. Ayer, ahora sí, los metí en un "tupper ware" para deglutirlos en el trabajo y los puse en la luneta del auto, ese que se quedó hechando humo por el capot. y así pasearon estos ricos trozos de carne con cebolla, papas y huevos (2) cuajados. después del mecánico me fui caminando hasta casa, unas 30 cuadras, con el tupper en la mano. llegué y los deje un buen rato, hasta la hora de el almuerzo, en el modular del living. Tipo 2 de la tarde los comí, y tipo 7 los estaba vomitando. acción que repetí unas 5 veces. primero los bifes, después agua con apasmo, después limón, después pomelo, y después no se, por costumbre. Vomitar es sumamente desagradable. siempre pienso que me voy a morir cuando me enfermo..."

martes, 28 de noviembre de 2006

Dato Nº5

Por lo general, la raza "mecánico" no conoce números más abajo del 100.

No tiene precio.

Que te falle el equipo de gas... No tiene precio ("y que te puedo cobrar?")
Que se rompa el distribuidor del no se que garcha... No tiene precio. ("Y masomenos...")
Que los rulemanes de la rueda izquierda te hagan ruido... No tiene precio. ("bue, ponele esto")

Pero que el auto se pare tirando humo desde el capot a 50 km de tu casa... No te alcanza la Mastercard.


Hoy, crítica de cine

Mordaz, locuaz, precoz, son características innegables del señor Jorge Cris Miró. El crítico de cine más importante del país nos regala en este blog su visión más apocalíptica del cine actual, y con su pluma, no hay film que se resista.

Superman regresa: A pero por dios. Que película de mierda. Primero y principal, empezando desde el principio, Superman como personaje me parece un pelotudo. Quien usa calzoncillos arriba de los pantalones... que encima son calzas. Nabo!
Bueno, en cuanto al film en cuestion me pareció una reverenda cadorcha. Brandon Routh, que es supuestamente el protagonista no le ata siquiera los cordones a Christopher Reeve (aunque las anteriores tres supermanes hayan sido aun más aburridas que ésta). La que hace de Luisa es malísima, y encima la hacen meterse en el barco de Luthor como una mogólica en lo que para mi es la escena más bochornosa y pelotuda del cine de Holliwood. El argumento es pobre, tonto, y ni siquiera el Luthor de Kevin Spacey salva la película.
Sinopsis: La primera parte me la dormí toda. Pero por la mitad, Luthor se chafa unos cristales superpoderosos de Krypton y elabora un plan malignamente idiota para, ufa che, matar al mongo de Superman.
Para rescatar: eh, nada.
Calificación: Un supositorio puesto torcido.

El Jardinero Fiel: Cadorcha!!!!!!!! Aburrida, previsible, tonta, insulsa. Esta película me hizo pasar uno de los peores momentos de mi vida. El film está lleno de preconceptos tales como "él diplomático, elegante, ordenado, buen padre, fiel, etc... // ella estudiante revolucionaria, con ideas de izquierda, comprometida con su causa, etc..." Se enamoran y es toda una pelotudes. La forma en que el director, o el que escribió la película resuelven como se acuestan estos dos personajes es asquerosa.
Sinopsis: Matan a la mina ésta, que es re loca, re revolucionaria, comunista, hippie, todo junto, y este diplomático empieza a darse cuenta que puede ser un asesinato relacionado con la política y lo peor de todo, la de su país. En todo el transcurso de su busqueda se da cuenta que no le metía los cuernos.
Para rescatar: Rachel Weisz.
Calificación: Un pancho sin mostaza

Bonus Track: Peliculas del ayer. Hoy: E.T

Este film de 1982, dirigido por el tarado de Steven Spielberg es una buena muestra de lo que es un film bobo y vacío. No le encuentro la razón de ser a este extraterrestre feo, que en el imaginario popular quedó como tierno y dulce. recordemos que no podía caminar bien siquiera señores, y se le prendía un dedo como una linterna. Nada serio. A quien se le ocurre semejante pelotudes. En cuanto al argumento y la historia es simple y previsible. El golpe bajo se ve venir desde que empieza la película, y ni siquiera funciona, por que la cara de pelmazo que tiene E.T dan ganas de que lo encuentren y lo apaleen todos los que lo buscan en la película. para terminar, la escena de la bicicleta quedará en la historia como la más ganza del cine mundial.
Calificación: Un sorete de Gran Danés.
Jorge Cris Miró

lunes, 27 de noviembre de 2006

Confusión

tengo una amiga que hasta los 23 años pensó que la calle Bartolomé Mitre era Bartolo Memitre.











yo todavía no lo puedo creer...

domingo, 26 de noviembre de 2006

"Que pedazo de noche"

El teléfono sonó y del otro lado una voz pronunció palabras que yo no podía ignorar. “Cerveza” ciertamente fue una de ellas. Y fue con esa bebida que arrancamos en una parrilla de mala muerte en el barrio de San Telmo. Exactamente 975 ml de ese rubio elixir. Un Choripan, una porción de fritas, y luego otros 975 ml. Al final de la cena, capricho de esa noche, tomamos dos vasos de vino, para brindar; esos bien de copetín. El lugar no daba para mucho más así que nos fuimos a un bar del que éramos habitué. Apenas llegamos, para no perder la costumbre, comimos unas increíbles papas con romero, especialidad de la casa, que acompañamos con una exquisita cerveza roja. Una pinta cada uno. No había muha gente y el ambiente era tranquilo. Tomamos otra de esas cervezas rojas y después vinieron una negra y para bajar una rubia. Mi estado era especial para volver, o devolver, daba igual. Lo cierto es que no fue así, y la noche siguió charla que te charla con un Fernet, bebida de la que no soy muy amigo, pero que para contrarrestar la amargura de la cerveza viene bien (¿?) Glup, glup, glup, adentro. La música estaba cada vez mejor, subía el volumen, y las mujeres alrededor, a esa altura eran todas modelos. Igualmente, ese lugar no dejaba de ser un bar, así que para activar la noche tendríamos que salir a buscar algo mejor; por lo menos para danzar un poco y probar suerte con alguna señorita. Nos dirigimos así al auto de mi amigo, previo a esto compramos una cerveza en un kiosco para el camino {Olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, {Donde fueron esos besos?} olvido, olvido, olvido, olvido, olvido} Buscábamos algún lugar sobre esa avenida para comprar otra cerveza y me sonó el teléfono. Primero atendí “hola, hola?” pero al rato me di cuenta de que era mensaje. Una amiga, que estaba en una fiesta en pleno Puerto Madero me daba dos nombres para entrar; era en un hotel. Exclusivo el asunto. Me bajé, compré la cerveza que buscábamos y mientras la tomamos en el auto, camino a nuestro destino de fiesta, sonaba un tema de Calamaro que cantamos a los gritos. A mi no me gusta Calamaro. Llegados al hotel, me costó mucho recordar el nombre que me habían dado; menos mal que lo tenía anotado en el mensaje, el cual leí repetidas veces. Sin problemas, los patovas tacharon los nombres de la lista. Ya adentro, lo primero que hicimos fue ir directo a la barra. “Dos Speed con Vodka por favor”, la noche empezaba y de que manera. El ambiente era raro, de mucho jolgorio, muy buen nivel de mujeres y todo. Parecía el lugar correcto. “Otros dos por favor”, la bebida no era cara tampoco. Al tiempo nos dimos cuenta que la gente estaba disfrazada (pequeño detalle). Nosotros éramos de los pocos que estaban vestidos de personas, o algo así. Pensándolo bien, y para el lugar, no sería extraño que la gente alrededor nuestro pensara que estábamos disfrazados de linyeras. Nuestro aspecto no era el mejor. De todos modos la sonrisa no se me quitaba de la ca{Olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, {Donde fueron esos besos?} olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido} mi amigo bailaba con la amiga de mi amiga. No era linda ni ahí, ni siquiera desde estos ojos de borracho. “Mojito” me decían que se llamaba lo que tenía en la mano. No se, pero tenía gusto a pasto. Verdaderamente no podía distinguir en ese momento. Mi paladar estaba insensibilizado, anestesiado. Pasaban muy buena música, qué fiesta. “Con una rubia en el avión”, la bailamos abrazados a un grupo de enfermeritas y diablitas. Era el disfraz más recurrente entre las chicas. Mi amigo se hizo amigo, o por lo menos hablaba con uno que estaba disfrazado de Meolans, con gorro de nadador, y bata. Eso lo hace siempre de borracho. “Otros dos por favor”. Las horas pasaban y mi amiga se volvía más linda. ¿No me querré propasar con ella esta noche? Mi amigo vino hacia mi con otro de esos tragos con pasto. “tomate esto que no doy más, se lo saqué a aquel flaco” me dijo. Yo agarré el vaso, y le di un tra{Olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, {Donde fueron esos besos?} olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido} destapo la cerveza que tengo en la mano. En el auto de mi amigo había muy feo olor, a vómito. Efectivamente mi amigo mientras manejaba vomitaba por la ventana. Ni en pedo le convido de la cerveza que tengo en la mano. Para contra un costado y se recompone como puede. “esa amiga tuya una turra… dale boludo, no es tarde, vamos al boliche este de mi amigo que hay… (no se le entiende más),” Le digo que si. Parece que entre las líneas que dice “olvido, olvido, olvido” le venía diciendo que no. Esa cerveza me devuelve el alma. No la termino toda, pero la sostengo, y no le doy a mi amigo. Tiene parte de la camisa vomitada. Cuando llegamos al boliche vimos que era impresionante, un mundo de gente. No hicimos cola, entramos directo. En la barra nos regalaron tragos, el amigo de mi amigo nos dio algo color naranja. Por el gusto sabía que tenía vodka. Me lo terminé rápido y pedimos dos Speed con Vodka al instante. Mi amigo sacó a bailar a una gorda. Que mal gusto. Yo bailaba mientras con una mina que era muy linda. Soy un gran bailarín, estaba contenta y se reía. Me convidaba de su cerveza, pero yo me había comprado otro Speed con Vodka, lo tenía en la mano. Bailamos otro tema. Y otro tema, es muy linda. Me di cuenta que tenía algo raro en la mano. Es que le faltaban dos dedos. Me empecé a sentir extraño. La miraba mucho y muy atento para ver si tenía otra deformidad. Era muy linda. Mi amigo vino con un trago en la mano. “Es Satanás, tomá” {Olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, {Donde fueron esos besos?} olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido} lo perdí a mi amigo, creo que hace un rato largo. Me apoyaba en la pared y miraba a una morocha de pollera corta. Tomaba de lo que tenía en el vaso {Olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, {Donde fueron esos besos?}olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido} la gordita bailaba bien. Terminó el tema y la solté. Creo que divisé a la de los tres dedos de vuelta. Pensé que podía bailar otra vez con ella. Me compré una cerveza, la destaparon en la ba{Olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, {Donde fueron esos besos?}olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido} muy alta. Me convidaba de su trago. “mojito le dije” y ella se reía. Tiene la pollera muy corta, piernas largas. Le pregunté si tenía amigas para mi amigo, que no sabía donde estaba, y me dijo que no. Le convido de mi Speed mientras bail{Olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido}nas piernas. Me tocaba la cara y me la tr{Olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, {Donde fueron esos besos?} olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido}ugar feo, pero hay una cama por lo menos {Olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, {Donde fueron esos besos?} olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido, olvido}
Me dolía la cabeza. Mucho. Abrí los ojos y no conocía ese techo. Había una mancha de humedad muy fea. Estaba acostado en no se donde, era una cama creo, incomoda, o me duele todo el cuerpo. En el borde sentí que había alguien. "Uy, es un tipo". Y se ponía una peluca negra. Empezaba a tratar de acordarme que mierda fue lo que hice, pero en mi cabeza solo me suena “olvido, olvido, olvido”. Miré bien, ¿es un tipo? Si, es un hombre. Ya estaba vestida, ella/el, no se. Se paró y me vio que estaba despierto. Se rió. “que me hiciste,... que hice? Me hiciste algo?” le pregunte. “No, yo no te hice nada. Pero vos me diste unos besos… que ni te imaginas”

poder de los gemelos fántasticos.

che, pelotudo, dejá de convertirte en balde de agua.



Yastá, siempre te lo quise decir.

sábado, 25 de noviembre de 2006

Dato Nº4

En las fiestas de 15, si no te desabrochás el pantalón la vas a pasar mal.

Blogs

me da bronca que todos los blogs que veo son mejores que este. este blog es una mierda.

jueves, 23 de noviembre de 2006

hoy...

... estoy triste.
que bueno que puedo escuchar trotsky...

Todo puede estar mucho peor / Todo puede estar mucho peor
Aunque todo este mal, todo puede empeorar / no lo podés evitar.
Aunque todo este mal, todo puede empeorar / así que empezá a disfrutar

Todo puede estar mucho peor / Todo puede estar mucho peor
Aunque todo este mal, todo puede empeorar / no lo podés evitar.
Aunque todo este mal, todo puede empeorar / así que empezá a disfrutar


Ya no queda en que creer / no hay futuro no hay porque
no te dejan progresar / no te dejan protestar
todo puede estar peor / todo va a estar peor
lo tenemos que asumir / en la mierda vamos, a moriiiiiiiiiiiiirrrr.

Todo puede estar mucho peor / Todo puede estar mucho peor
Aunque todo este mal, todo puede empeorar / no lo podés evitar.
Aunque todo este mal, todo puede empeorar / así que empezá a disfrutar

joey me escribió una canción.

I am a Spammer / Outside of everything / I am a Spammer / Outside of everything / I am a Spammer / Outside of everything / Everything you know / Everything you know / It disturbs me so / Everybody try spoofing / delete my mail now / Everybody try spoofing / to push me down /
I am a Spammer / Outside of everything / I am a Spammer / Outside of everything / I am a Spammer / Outside of everything / Everything you know / Everything you know / It disturbs me so /
Not all my mails are of 7up, / I've already had all my fun / More troubles are gonna come / I've already send my spam / Everybody try spoofing / delete my mail now / Everybody try spoofing / to push me down /
I am a Spammer / Outside of everything / I am a Spammer / Outside of everything / I am a Spammer / Outside of everything / Everything you know / Everything you know / It disturbs me so

Gracias Joey.

Dato Nº3

El blanco después de comer, hará resaltar esa panza.

Cosas que no tolero...

- Empanadas con pasas de uva.
- El dulce de higo.
- Pizza con ananá.
- Empanadas con aceitunas. (si son enteras soy capaz de irme del lugar)
- Que me escriban con birome.
- Los nenes cuando te tocan con las manos llenas de chupetín.
- Los programas de Beto Casella.

Amigos...

viste cuando no sabés por que querés tanto a tus amigos?

b: che, y si jugamos al dominó?
m: no. yo no quiero.
b: ...
p: ah, el dominó es ese juego de las fichitas, que las acomodas y tiras y fgssssssssssssshhhhhhhhhhh. caen no?
m: ...
b: mjjj.

miércoles, 22 de noviembre de 2006

Me contaron

Esto le paso a un amigo de la peluquera de la madre del primo de un amigo mío. Resulta que le salió una verruga en la punta del choto y tuvo que ir al médico. El médico le dijo “eso es cáncer señor, y le vamos a tener que cortar la cabeza”. Asustado el señor no le creyó nada y se fue corriendo a un curandero. Esta imitación trucha de Sai Baba le dijo, “eso no es cáncer ni a gancho, vení que yo te voy a curar” y le dio una crema para que se la unte en el zogan. Pasaron uno, dos, tres meses y el artefacto del muchacho se volvió verde, de tanta crema, o no se… Volvió al médico con el chorizo caído y este le dijo “usted es un pelotudo, ahora se la vamos a cortar toda entera”…

Moraleja. No confies en curanderos. Y menos en médicos.

"Merluza"

No lo soporto, no lo soporto. Al menos hoy, es el último día que lo tengo que tener a mi lado. Me irrita su risa, me irrita su voz... Me molesta ese tapper verde feo en el que trae la comida. Siempre trae pescado y llena el micro-ondas de olor. Y no sólo el micro-ondas, toda la cocina apesta a filete de merluza. ¿Cómo puede ser que una persona coma por lo menos tres veces a la semana pescado? No es normal, nada normal. ¿Cuanta variedad de pescado hay? Rabas, cornalitos… y pará de contar. ¿No puede traer carne? ¿O algún sanguchito de fiambre?... O no sé, ¡una ensalada! Pedazo de puto, algo que no sea tan desagradable. Eso si, este traslado me viene bárbaro, esta oficina nos queda muy chica a los dos.

Mi último día. Cuantos recuerdos. La verdad es que me da un poco de tristeza dejar este lugar. Y eso que estuve tan solo un año. Igual me alcanzó y me sobró para encariñarme con todo alrededor mío. Voy a extrañar al portero, a la secretaria, al chico de la limpieza, al cadete... Sin duda al que más voy a extrañar es a mi compañero de oficina. Al principio pensé que no íbamos a poder trabajar juntos, que no iba a funcionar. No es un tipo que desborde de simpatía, es más bien parco conmigo, quizás tímido. Le vivo contando cosas mías, pero yo de él, sé poco y nada. A pesar de esto, nuestra relación, que es sólo laboral, es muy buena, o más bien excelente. Él fue quien me enseñó todo lo que sé, el que me oriento para poder trabajar acá (cuando entré a este lugar, él ya estaba) y por eso estoy tan agradecido. Ahora me voy, me dan la oportunidad en otro lado que, según los rumores que se escuchan en los pasillos de la empresa, es mejor, es una especie de ascenso lo que me dan. Por un lado me pone contento, pero por el otro, todo lo contrario. Me pone mal, puesto que podría ser él, que en todo caso lo tiene más merecido, el que tenga el cambio o ascenso, como le quieran decir…

Odio sus buenos días amanerados. Me causa repulsión su camisa cremita, y más todavía la chombita rosa. Cuando entró a trabajar acá, pensé que era maricón, y después de un tiempo lo seguí pensando. Pero cuando creí que era toda una realidad, lo vi en la puerta del edificio con tremenda morocha. Me di cuenta que era sólo afeminado. Pero mucho. ¡AHHH que trolo por dios! A nivel laboral, le tuve que enseñar todo, no sé como lo habrán tomado. Era un inútil con la computadora, (ni Excel ni Word, ni una goma), un desordenado con el archivo (hoy lo sigue siendo), y siempre llegaba tarde. Se llevaba mal con el gerente (para mi por que le gustaba y no le daba bola) y no pegaba una, pobre. Tengo que reconocer que un poco mejoró, pero no para tanto, no para un traslado a las oficinas centrales. Ésto me huele a acomodo. Siempre pensé que este maricón debía tener algún contacto, algún conocido, no hay duda que está arreglado.

Pensar, que desde el lunes próximo ni siquiera voy a estar en el edificio. Es todo un acontecer, me dan ganas de festejar. No tengo nada claro, pero puede haber hasta alguna mejora en mi sueldo. Querría pedirle a mi compañero de almorzar, en todo el largo año nunca lo hicimos juntos. Me da un poco de vergüenza, me va a decir “Ah, claro, ahora que te vas, me pedís de almorzar, antes no”. Hoy traje pescado, no sé si le gusta, pero igual, ¿a quién no le gusta el pescado? Si él no trajo nada podemos compartir…
- Che, ¿comemos algo juntos? Yo bajo a comprar una Coca grande si querés...

No, no le puedo decir que no. ¿Que hago? Voy a tener que bancar sus historias, habla como un loro, o una lora mejor dicho. O no, mejor es una cotorra... ¡Ya sé! Le digo que tengo trabajo atrasado... o que no tengo hambre, que ya comí (que idiota, como no voy a tener hambre si me estoy muriendo, además no le puedo decir que ya comí, si él estuvo toda la mañana al lado mío)
- Bueno, dale. Vos anda a comprar que yo mientras termino lo que estoy haciendo.
Pero, ¿qué me pasa? Pienso algo y hago otra cosa... Esta bien que es su último día, y que no lo podía dejar en banda. No podía ser tan frío y decirle que no, pero no lo soporto. Lo único que me tranquiliza un poco es que no lo veo más, sólo tengo que aguantar esta tarde, y después, desaparece de mi vida. No voy a ver más esa sonrisita, no voy a escuchar más esa vocecita de mariposón, no voy a oler más ese perfumito de mujer que usa... ¡¡¡que felicidad!!! Uh, ahí viene con su paso de diva...

- Voy a calentar la comida. ¿Vos trajiste algo?
- No, nada. Ahora bajo y compro algo en todo caso...
- No, dejá. Compartimos, que traje filete de merluza y un poquito de arroz con atún. Alcanza para los dos.
- (Que asco, ¿no les digo que es un asqueroso comiendo?) Y, no sé. No te quiero (ni ver) dejar sin comida...
- No te preocupes, traje suficiente. A vos te gusta el pescado, ¿no?

¡Que pregunta!... Terminé comiendo la basura que trajo este pibe, y lo peor de todo es que el filete tenía espinas, algo muy desagradable para cualquier persona y más para mí que aborrezco el pescado. Se fue a la tarde, despidiéndose con lágrimas en los ojos, (no puede ser tan maricotas) diciendo lo que se dice en una despedida cursi entre vasos de plástico llenos de gaseosa y santuchitos de miga que compró el gerente.

Al final, almorzamos juntos, los dos lo que traje yo. Me parece que le gustó el pescado. Es muy triste mi situación, llegue a tomarle cariño al lugar, voy a extrañar mucho, me cuestan los cambios y más las despedidas. Pero ya está hecho. Saludé a mi compañero con lágrimas en los ojos, habrá pensado “que tonto que es” y me fui a mi casa, esperando la próxima semana, donde no voy a poder contar más con su compañía, con su ayuda y su amabilidad. Creo, y no exagero, que el fue mi mejor compañero de trabajo, más bien es el mejor del mundo.

Dato Nº2

Lo del pedo y el encendedor funciona. Doy Fe.

martes, 21 de noviembre de 2006

Oda a Jair

"Yo también tuve un amigo colombiano."

Fuiste amigo y compañero
y desde Colombia te viniste
Nos enseñaste esa frase del perro
Pero rápido te fuiste.

Ese gesto con la mano,
tu nariz abrazaba.
Era un insulto, hermano
Y yo cuenta no me daba

Ya guey! te decíamos
Que hubo? contestabas
y del fútbol te despedimos
Con una foto de tu cara

O Jair ya te has ido
al país hermano de Venezuela
O Jair mi Amigo
Traele una maya a mi abuela

Por favor, no te olvides
si tu mujer no te reta,
eso que prometiste,
“un rico Kilo de merca”.

No se...

“Tengo ganas de llorar. Muchas. Pero me las aguanto, me las guardo. Conservo esa energía para otras cosas... como ver televisión o estar sentado mirando una maceta. Pensando bien más que ahorrar fuerzas, me gasto, y me esfuerzo en no lagrimear. Así el simple acto de ir al patio y pisar una hormiga se convierte en un ejercicio importantísimo y frustrante, por que al fin y al cabo parece que no estoy haciendo nada. No voy a pensar en nada más, me contradigo todo el tiempo. Me duermo. Estoy cansado. Me tiro un pedo mientras se me cierran los ojos. Me muevo en la cama con un dolor en la garganta. No puedo tragar, y no me puedo dormir. ¿No estoy cansado? ¿No me esforcé todo el día en tapar mi tristeza?

No se porque corro y me subo a un auto. Creo que puedo reconocer el color, es azul. Giro la llave y el auto ruge, muy de película, ese ruido no puede ser real. "Vení subite que no llegamos" le digo a alguien que se sube en el asiento del acompañante. El auto va tomando velocidad, aprieto el acelerador como si no importara. Tengo miedo, el auto está incontrolable y no lo logro mantener en las curvas. Así y todo sigo acelerando. Me voy contra el cordón y aplasto una señora en una bicicleta. No se que será de ella, yo sigo manejando. Se cruza una mujer y la levanto por el aire, llego a verla caer y golpearse sobre el asfalto por el vidrio de atrás. Mi acompañante se rie, y yo no me preocupo. Solamente me aflige un poco seguir arriba de ese auto.

Todo eso que me guardé, esas lágrimas más que nada, ¿qué hacen? ¿a dónde van? No me hará mal acumular y acumular? Me limpio la baba que me queda pegada en el costado de la boca. La almohada quedo inutilizable, la tiro al piso. Me doy vuelta y me tiro otro pedo. Ahora, pensando un poco mejor ¿Qué sea tan flatulento tendrá que ver con el llanto que me aguanto desde hace tiempo? Todo esto que archivo en el más profundo rincón de mi ser, espero no se reconvierta y resurja con otras formas como ser ganas de sacarme un moco de lo más profundo de mi nariz, o ganas de mirar el nuevo programa de Beto Casella (sin ir más lejos ganas de escribir un Blog). ¿Y si sigo soñando que atropello gente? ¿Algo tiene que ver con algo en esto que estoy escribiendo?
Lo cierto es que la energía no se pierde, se transforma. Esas ganas de llorar para algún lado van a disparar y en algún momento. Mejor llorar entonces. Pero ya no tengo ganas.”

domingo, 19 de noviembre de 2006

Dato Nº1

En La Plata no usan ni luz de giro, ni balizas. Así que ya sabés, si vas para allá ni te gastes.

jueves, 16 de noviembre de 2006

"Síndrome"

Esa noche estaba en mi consultorio llenando unos formularios. No quedaba gente para atender ni quedaban turnos, era bastante tarde. Mi secretaria ya se había retirado y estaba por irme a casa, cuando golpearon la puerta con fuerza de urgencia. “Espero que no sea un paciente” pensé en ese instante, aunque era imposible a esa hora. Sería el portero, para avisarme de una fumigación futura, o la vecina de enfrente preguntando si a mi también se me había cortado el cable. Mi horario de atención había finalizado, no tenía ganas de atender porteros, y en mi consultorio no había televisión, así que opte por apagar la luz de la lámpara y seguir juntando mis cosas en silencio. Lo más probable era que esperasen unos minutos, piensen que yo, ya no estaba, y finalmente se irían. No tenía ganas de atender a nadie no quería ver gente y menos si tenía la posibilidad de ahorrarme el trabajo. Pero volvieron a golpear nuevamente, y más fuerte aún.
- Doctor... -Se sintió la voz de una mujer.
No sé que fue lo que me hizo cambiar de opinión, pero la insistencia me hizo pensar que no tenía otra posibilidad, además que no se irían tan fácilmente.
Abrí la puerta y allí estaban; una mujer de no más de 50 años, exaltada y nerviosa, sosteniendo a un hombre en un ridículo pijama, transpirando a más no poder; en su frente goteaba un hilo milimétrico de sangre. Al ver esto entendí la gravedad del asunto (quizás, como ningún otro médico lo podría haber entendido). Agarré al hombre, estaba demasiado débil, y lo ayude a pasar al consultorio. Luego lo senté, casi literalmente, puesto que no se podía mantener en pie. Trastabillaba, no tenía fuerza en las piernas, o mejor dicho arrastraba su cuerpo como podía con la mirada perdida en un punto fijo. La mujer se sentó al lado acariciándole el pelo y luego limpiándole la herida de la frente con la palma de la mano.
-Doctor... estoy desesperada... mire como está... ¿qué es lo que tiene?.....- dijo la mujer conteniendo el llanto.
-Bueno, tranquilícese señora ¿qué es lo que paso?
El hombre sonrió un rato como un tonto, miró un momento alrededor suyo sin entender donde estaba, agachó la cabeza y pareció dormirse.
- No sé, estábamos en casa. Mi marido en el baño, y yo creo que por el dormitorio... cuando escucho que grita. En ese primer momento no entendí lo que gritó... pensé que estaba bromeando, así que me hice la distraída. Al rato, me doy cuenta que no salía del baño... le golpeé la puerta preguntándole si estaba bien… ya estaba bastante asustada y no me contestaba.
El hombre seguía sentado, con los ojos cerrados y los brazos colgándole a los costados, la cabeza la había apoyado en un hombro y se babeaba el pijama; la sangre le caía de la frente hacia la punta de la nariz. La mujer siguió relatándome los hechos, hablaba entrecortada y nerviosa...
- ... apoye mi oreja en la puerta y escuche que estaba llorando. Así que no tuve otra más que entrar. Él estaba parado frente al espejo, temblando, sosteniéndose la frente, y mirándose fijo a los ojos. El cuadro, comprenderá doctor, no era muy normal... Me estaba preocupando en serio, ya no se trataba de una broma. Estuve observándolo un tiempo pero directamente no registraba que estaba en el baño con él. Cuando le toque el hombro, ahí si reaccionó...
- ¿Y qué le dijo?. Pregunte haciéndome el interesado.
- No me pudo hablar, doctor... había perdido el habla. Movía la boca, pero no le salía la voz. Hasta que de repente... gritó... muy fuerte, tan fuerte que se le salieron los ojos de órbita y la vena del cuello se le infló... me asusté mucho doctor.
-pero, señora. ¿Qué es lo que gritó?
- ... Esdrújula. Grito esdrújula. Cinco, diez, quince veces, no sé... parecía que era lo único que sabía decir. Corrió por toda la casa, siempre sosteniéndose la frente, gritando esa palabra, estaba histérico, tenía un ataque de pánico. Yo sé que mi marido es medio extraño, pero nunca había hecho cosas tan raras.
Al decir esto, la mujer no hizo más que confirmarme lo que yo intuía desde un principio. Tome un anotador del cajón del escritorio y me dispuse a hacer las preguntas pertinentes del caso.
- Bueno, señora, el nombre de su marido, y el suyo también... - dije interrumpiéndola.
- ¿Mi nombre también? Mi marido se llama Jerónimo Espósito, yo Úrsula...
- ¿Su apellido de soltera?
- ¿Qué tiene que ver mi apellido en esto doctor? Débora Úrsula Cámpora de Espósito es mi nombre completo.- dijo la mujer con resignación hacia mi indiferencia. Yo seguía anotando y casi ni la miraba, pero podía percibir que la mujer de vez en cuando echaba una mirada distraída hacia el anotador.
- Bueno Sra. Espósito, cuénteme un poco. ¿El comportamiento de su marido no habrá cambiado estas últimas semanas?, ¿No notó nada extraño?. ¿Algo fuera de lo común aunque sea ínfimo?
La Sra. Espósito empezó a mirar de reojo al marido, viendo si la estaba escuchando. Jerónimo, estaba completamente dormido en la silla, cada vez más tirado y al ver esto, la mujer se acercó al escritorio, como para contarme un secreto, que sólo ella y yo podíamos escuchar.
- Esto no viene de algunas semanas – dijo en voz baja – Viene desde que lo conozco. Siempre se comportó extraño, al principio pensaba que era un tipo extravagante, era divertido. Pero después me di cuenta que no hacía todo con ánimos de divertir.
- ¿Qué es lo que hacía su marido? - le pregunte en voz baja también, siguiéndole el juego.
- Por ejemplo... – miró nuevamente de reojo a su marido – desde que lo conozco, que hace régimen...
- ¿Régimen? Eso no es extraño señora...
- Sí, de la forma que él lo hace... Lo único que come, es brócoli y espárragos. Y muy de vez en cuando me pide que le haga albóndigas, con mucho orégano. Eso no es un régimen.
- Que interesante...
- ... no es sólo eso doctor... hizo y hace cosas mas extrañas aún.
- ¿Hace cuanto están casados?
- Diez años. - Contestó sonriente como orgullosa de esa unión.
- Es decir una década. Claro, es obvio- yo no dejaba de anotar absolutamente nada, era uno de los casos más interesantes y avanzados de los que había conocido. - cuénteme un poco más, sobre esas actitudes...
- ...me acuerdo Doctor, Que hubo una época, en la que mi marido pasaba por un bajón anímico terrible. Había estado trabajando en un depósito, pero perdió el trabajo, luego un amigo, era tipógrafo creo, lo hizo entrar en una imprenta de diseñador gráfico, pero también lo hecharon. No podía tener un trabajo estable, y ni él sabía él por que del asunto, no encajaba en ninguno. Por lo menos ni bien lo hechaban el ya conseguía otro, siempre fue muy simpático. Resulta que estuvo como un mes sin trabajar, sin conseguir nada, y empezó a sentirse mal, a dormir más horas de lo que lo hacía antes. Si no dormía, igual no se levantaba de la cama. Éramos jóvenes, casi recién casados… y pasando por una crisis así. Yo estaba desesperada. Estuvo una semana, dos, tres. Seguía tirado. Los únicos días que se levantaba eran los miércoles y los sábados...
- Miércoles y sábados... que bárbaro – dije compenetrado en el relato, estaba escuchando muy atentamente.
- ... Sí, miércoles y sábados. Llame a un psicólogo, para que lo vea, y con mucho esfuerzo pudo salir adelante y retomar la vida de antes. Consiguió trabajo en una fábrica de brújulas, y mejoró su ánimo, me acuerdo que decía que era el trabajo perfecto. Lo extraño es lo que vino después. Empezaron las manías, y los caprichos.
- ¿Caprichos?
- Sí, caprichos. Se había vuelto loco con la literatura y compró libros de toda clase. Me llenó la casa de libros de Sócrates, de Aristóteles de Arquímedes, Sófocles, Heráclito, Pitágoras, no sé cuantos más. Compró infinidad de libros de matemáticas, de química y de física. Los compraba y los leía una y otra vez. Además, los subrayaba. Pero no subrayaba pasajes, oraciones, ni siquiera capítulos, o párrafos, como cualquier persona normal interesada en un libro... Él subrayaba palabras.
- ¿Que tipo de palabras subrayaba? –
- No sé, a ciencia cierta, no sé. Lo que pasa es que el no me dejaba casi ni tocarlos. Plantó en el jardín de casa como quince árboles. Estaba obsesionado, como decía él, con los “plátanos”, quería tenerlos en el jardín. También plantó árboles de nísperos. Después de eso, se hizo fanático de Drácula. Si, no lo podía creer. Compraba todas las películas sobre este personaje, todos los documentales. ¡Hasta llegó a preguntar precio por un sarcófago! Llegue a pensar que me había casado con un loco, con un sátiro, no sé, un psicópata... La indecisión siempre estuvo presente en mi marido, y era preocupantemente compulsivo a comprar todo lo que se le apareciese en el camino. Una vez se apareció con unos tubos de oxígeno que según él estaban de oferta. Otra vez trajo cajas y cajas de pólvora, ¿¡Para qué!?, si ni siquiera, tenemos un arma en casa... Después compro una tarántula, la llamaba Penélope, y no se separaba de ella, hasta iba a trabajar a la fábrica con la araña. Lo último fue toda la colección de las películas de Brigada Z...
- ¿Brigada Z?
- Si, era y es, fanático de Berugo Carámbula. Había empapelado toda la pieza con fotos de él.
- Que más señora... – dije resoplando de cansancio. Me di cuenta que era más grave de lo que al principio parecía. Jerónimo seguía en su misma posición, la mujer ya se había sentado y hablaba más tranquila. A mi no se me habían ido las ganas de irme, pero esto daba para largo.
- ... Una noche trajo colgando un teléfono público. Y eso no fue lo único que se trajo de la calle. Se robó un semáforo, y lo trajo a casa arrastrándolo dos cuadras, según él... ¡un semáforo!, encima se me reía cuando lo vi. Decía que lo traía por si había tráfico en casa. Muchas de estas cosas me parecían divertidas a mi doctor, pero este último tiempo empeoró.
- empeoró...
- ...Sí. Empezó que quería irse de vacaciones, quería viajar a México o a Bélgica, esos eran los dos países de los que él estaba deseoso de conocer. Es decir, quería ir específicamente a alguno de esos dos países no sé por que. Por la situación económica tuvimos que conformarnos, como todos los años, con Córdoba. Cuando volvimos de allá, como le dije, empeoró todo. En la televisión puso una cartulina negra en la parte izquierda de la pantalla, el solo veía el noticiero del trece, y decía que le incomodaba ver a César quería ver solo a Mónica. Dejó el trabajo, y me di cuenta que iba cada vez más seguido al hipódromo. Me empezó a volver loca con la música electrónica que escuchaba, la ponía a todo volumen. Antes por lo menos escuchaba música clásica, u ópera. Empezó a hablar de manera distinta, se dirigía a mí diciéndome como por ejemplo “bésame”, “alcánzame” o “cocíname”. Todo en ese modo verbal. Hace como dos meses que empezó a hablar así. Sus costumbres de comprar libros no se calmaron, compró diccionarios de sinónimos y antónimos. Pero esta vez no compró uno, sino que quince de cada uno. La excusa a este altercado fue que estaba sonámbulo, y que a veces hacía cosas así. Comprenderá como estoy...
- bueno señora, con esto basta...
- Ya no sé que hacer, el estado de mi marido es catastrófico, no sé si llevarlo de vuelta a un psicólogo, o un neurólogo, o... ¿Habrá sido algo que comió? ¿Algún alimento transgénico que lo puso así? ¿Algún parásito?
- A ver, como le explico. Antes que nada, su marido se va a poner bien. Se va a recuperar, va a poder recuperar el habla... Es bastante simple, y complejo a la vez esto que le sucede. Lo que tiene su marido se llama síndrome de la esdrújula, todos los síntomas que tiene indican eso.
La mujer quedo asombrada, perpleja, no sabía si le estaba haciendo una broma, mi tono de voz, que había sido serio, no le decía lo mismo. Se hizo un silencio en el consultorio por un minuto. Miró a su marido, le limpió la frente, de la cual seguía chorreando sangre y me miró fijamente.
- ¿Eso es muy grave doctor? – dijo apenada-
- Bueno, a decir verdad, no, no es muy grave, el problema es que su marido estuvo incubando el síndrome mucho tiempo. Sigo contándole, esto es un fenómeno poco común, raro que además se llegue a estas instancias, siempre se lo detecta antes...
- ¿Y por que le tocó a mi marido, es alérgico a algo?
- No, no es alérgico. Esta enfermedad le toca, aunque usted no lo crea, a un hombre de cada cuatro. Pero de cuatro que tengan el nombre conformado por esdrújulas, como su marido, Jerónimo Espósito. Consiste en este tipo de actitudes y comportamientos atípicos, que se ven inducidos, todos por palabras esdrújulas. El corte que tiene en la frente le va a quedar para siempre, se dice que significa que está tildado, es un estigma, piense que su marido desde ahora tiene tilde. Ahora está shockeado y va a seguir así un par de días, así que no se preocupe. Es posible que se despierte sólo, como antes ya lo había hecho, los días miércoles y sábados.
- Y que tengo que hacer doctor, ¿algún remedio?
- Si, le va a dar esta píldora, siempre después de almorzar, es un analgésico. Puede ir a comprarlo a la farmacia de la esquina, y también pida dos listas de palabras esdrújulas, ahí también, se las van a dar, hágaselas repetir, cada ocho horas. Al principio le va a costar, la recuperación no es muy rápida, pero después no va a tener problemas.
La mujer tomó la receta, y se fue, antes le había dado un apósito para la herida de la frente de Jerónimo. Le ayudé a cargar el cuerpo del marido al auto, que todavía seguía en trance y volví a mi consultorio a juntar mis cosas contento de haber podido ayudar una vez más a una persona con tamaño problema.

Ese no es el único, ni el último caso del fenómeno de “síndrome de la esdrújula” que cada vez crece más y más en nuestra República. No es muy reconocido a nivel científico, ni tampoco cuenta con ningún tipo de campaña política del gobierno para su prevención, pero es real y los casos son más avanzados con el correr del tiempo. Biólogos, antropólogos, psicólogos, médicos, hasta filósofos, trataron de descubrir el origen de este síndrome, unificar hipótesis, averiguar si hay límite en la variedad de síntomas, pero ninguna de estas investigaciones piso fuerte, y hoy día se siguen usando los métodos tradicionales de su cura.

ÁlvaroTómbola
Médico, Esdrujólogo.

Bienvenidos se dice en estos casos?


hola. tenía ganas de tener un blog y creo que voy a empezar a comentar cosas por acá. quizás suba algunas tantas, no se... en principio la foto no tiene nada que ver con nada.