lunes, 31 de marzo de 2008

llegamos al fin

Y si nos ponemos a pensar, todo es una señal que nos lleva indefectiblemente al fin del mundo. habrá que aprovechar rápido en hacer lo que más nos guste porque buenos aires es el caos, es el infierno, se hunde como la atlántida, pero no en agua. O si, pero eso es cuando llueve.
Se hunde en un chop suey sin soja, sin verduras, sin carne... sin nada que venga del campo. "Rúcula, rúcula, rúcula, huevo, huevo, huevo" canta la clase obrera de Barrio Norte, Belgrano, y Palermo. Mientras, un ejército de orcos pago por el gobierno embiste a tenistas, polistas, vegetarianos, empleados de solariums, chicas de castings, gentes de bien... y bueno, todo ese tipo de personas que viven en zona norte. Los embisten al grito de la marcha peronista, eso es lo único divertido.
Pero no termina ahí el hundimiento. Los transportes públicos, los trenes, los bondis, se rebelan contra la gente. Atropellan personas a propósito para tardar y retrasar más nuestras vidas. A su vez, los trenes nos quieren secuestrar. Es una especie de melancolía que tienen. Se deben sentir solos, y por eso acumulan gente y gente en sus vagones y las mantiene encerradas por lo máximo de tiempo. Para esto, de vez en cuando pisan a algún linyera. Y los taxistas pueden manejar a 180 por hora. Es un alivio llegar tan temprano a casa.

buenos aires fue, arde en este infierno.